Citas en medio del caos: el primer paso para cuidar tu matrimonio
Hay muchos que afirman que el matrimonio no funciona, y es verdad, porque este se hace funcionar. Porque el amor no es un sentimiento, sino la decisión consciente y libre de buscar el bien del otro, decisión que se renueva una y otra vez cada día. Cuando ves que por enésima vez dejó los zapatos sin guardar, que el suelo del baño está lleno de pelos, cuando recibimos una respuesta ruda, cuando sentimos que algo que hemos hecho no se aprecia… Todas las veces tengo que escoger el amor. Por eso, cuidar el matrimonio no es un lujo ni una opción, es una misión. Una apasionante, hermosa y desafiante misión de la que depende mucho más de lo que creemos.
Los matrimonios felices son faros. Testimonio vivo de que el amor verdadero existe. Despiertan esperanza. Abren el corazón al anhelo de algo grande. Nutren a quienes están alrededor. Son fuente de vida y de alegría para ellos y el entorno. De hecho, Friedrich Engels expresó lo siguiente:
"El secreto de la Sagrada Familia está en la familia terrena. Para hacer desaparecer la antigua, esta debe ser destruida en la teoría y en la práctica" (Marx-Engels, Gesamtausgabe, o.c., Vol. 3,6).
Esta frase —dura, pero reveladora— muestra como destruir la familia terrena es clave para romper con la imagen de Dios y su plan de amor. Y no es de extrañar: el matrimonio vivido como Dios lo pensó —libre, fiel, fecundo y para siempre— no solo sostiene la sociedad, sino que muestra al mundo cómo es Dios: una comunidad de amor generadora de vida.
Por eso, cuidar nuestro matrimonio no es solo algo bueno para nosotros, nuestro esposo/a e hijos. Es también una forma de evangelizar. De mostrar al mundo que el amor fiel, fecundo y para siempre no solo es posible, sino deseable.
Así que, si el matrimonio merece ser cuidado, ¿cómo empezamos?
Pues desde hoy y durante un tiempo dedicaré algunas entradas a dar recomendaciones específicas. Aquí va la primera:
¡Poned fecha a vuestra cita de matrimonio!
Sí, una cita. Como cuando os conocisteis. Porque el amor, si no se riega, se marchita. Porque nos tenemos que enamorar día a día. Y no, no hace falta gastar dinero ni hacer nada extraordinario. Lo importante es estar juntos, sin interrupciones, sin distracciones. Solo los dos.
Un paseo al atardecer, un desayuno tranquilos, una cena mientras los niños duermen (si sobrevivís al día), una merienda en el parque… Lo esencial no es el plan, sino el tiempo de calidad compartido.
Algunos consejos prácticos:
Buscad el momento en que estéis más descansados. Tal vez un sábado por la mañana o al mediodía.
Dejad el móvil a un lado. Una hora sin notificaciones.
¿Podéis pedir ayuda a alguien de confianza para cuidar a los niños? Muchas veces basta con una horita.
Marcad esa cita en el calendario con la misma seriedad que una visita médica. ¡Y organizad todo lo demás alrededor de ella!
Cuidar el matrimonio requiere intención. Porque el tiempo no se encuentra: se busca y se protege.
¿Te animas a poner fecha a vuestra próxima cita?
¡Sed felices y que se os note!