¿Quién soy? El viaje de identidad en la adolescencia
Acompañar sin invadir, sostener sin dirigir
La adolescencia es una etapa hermosa y exigente. Nuestro hijo —ese que hasta hace poco parecía necesitarlo todo de nosotras— empieza a distanciarse, cuestionar, buscar su propio camino. Y a veces, como madres o padres, sentimos vértigo: ¿está perdiendo la fe? ¿ya no valora lo que le enseñamos? ¿está rechazando todo?
No es fácil. Pero detrás de cada “no sé quién soy” o “déjame en paz” hay una verdad profunda: nuestro hijo está creciendo. Está empezando a construir su identidad personal. Y eso duele... para todos.
¿Qué es la identidad y cómo se forma?
El psicólogo James Marcia —basándose en Erik Erikson— propuso que en la adolescencia se juega una de las grandes tareas del desarrollo humano: construir la identidad. Es decir, responder a preguntas como:
¿Quién soy yo?
¿En qué creo?
¿Qué quiero hacer con mi vida?
¿Qué valores guían mis decisiones?
Y para llegar a una respuesta, todo adolescente necesita explorar (probar, cuestionar, buscar) y comprometerse (elegir, asumir, afirmar). Según estos dos factores, Marcia describió cuatro estados de identidad. Entenderlos nos puede ayudar a acompañar con más paciencia y confianza.
1. Identidad difusa
Sin búsqueda ni compromiso
El adolescente vive sin grandes preguntas ni decisiones. Todo le da igual, y no parece inquietarse demasiado por el futuro o los valores.
🧭 Como padres: Evitemos la angustia. Este estado es común en la adolescencia temprana. Escuchemos sin juicio, acompañemos su ritmo y estimulemos su curiosidad.
2. Identidad hipotecada
Compromiso sin búsqueda
Aquí el adolescente adopta sin cuestionar lo que le han transmitido. Es obediente, responsable, parece tener todo claro… pero no lo ha hecho propio aún. Ha “hipotecado” su identidad sobre lo que otros han decidido por él.
🧭 Como padres: Puede darnos tranquilidad a corto plazo, pero si no hay apropiación personal, esa identidad es frágil. Animémosle a preguntarse por qué cree lo que cree. A veces la fidelidad madura necesita pasar por la duda.
⏳ 3. Moratoria
Búsqueda activa sin compromisos
Es la famosa “crisis adolescente”. El joven cuestiona creencias, normas, ideas. No quiere respuestas automáticas. Está buscando, explorando, comparando.
🧭 Como padres: Este estado puede dar miedo… pero es tremendamente fecundo. Aquí se gesta una fe adulta, una vocación personal. No tengamos miedo de que se aleje por un tiempo: acompañémoslo con escucha, oración y confianza.
🌱 4. Identidad lograda
Búsqueda y compromiso
Después de explorar, el adolescente toma decisiones personales y se compromete con ellas. No porque se lo dijimos, sino porque lo eligió. Ha integrado lo heredado y lo descubierto.
🧭 Como padres: Este es el fruto que todos deseamos… pero no se da sin proceso. Celebremos cada paso hacia ahí, y no desesperemos si aún no llega. La identidad madura necesita tiempo, libertad y amor.
Como María: acompañar en silencio activo
Muchas veces en mi maternidad me ha venido el versículo a la mente de: María guardaba todo esto en su corazón. En mi propio camino de madre, pido mucho tener un corazón que todo lo guarde sin intentar atar a mis hijos a mí. María acompañó el crecimiento de Jesús sin imponer, sin proteger en exceso, sin apagar la voz del Padre en su interior, con todo lo que esto supuso y la hirió. Así también estamos llamadas a hacer nosotras: estar, sostener, mirar, orar y confiar.
En resumen:
La identidad se construye poco a poco, entre preguntas y decisiones.
No hay un único camino: cada hijo tiene su proceso.
Como madres y padres, nuestra misión no es evitar la crisis… sino acompañarla con esperanza.
¿Tu hijo está en búsqueda? ¿Parece haberse alejado? No significa que hayas fallado como madre. Puede ser justo lo contrario: significa que le diste raíces… y alas.